La pérdida de memoria es uno de los síntomas que más preocupa a las familias de personas mayores. Aunque cierto grado de olvido es normal con el envejecimiento, existen señales que pueden indicar un problema mayor, como un deterioro cognitivo leve o el inicio de una demencia. Estar atentos a estos cambios puede marcar una gran diferencia.
Cambios en la memoria reciente
Una de las primeras señales de alerta es la dificultad para recordar hechos recientes. Repetir preguntas, olvidar conversaciones recientes o no recordar dónde se han dejado objetos importantes pueden ser indicios tempranos de problemas de memoria.
Desorientación en tiempo o espacio
Si una persona mayor se pierde en lugares conocidos, se desubica en el tiempo (no sabe en qué día vive o qué estación del año es) o confunde personas, es fundamental prestar atención. Estos síntomas no deben pasarse por alto.
Dificultad para seguir instrucciones
Cuando tareas cotidianas como seguir una receta, manejar el teléfono o usar electrodomésticos se vuelven confusas, puede tratarse de un problema más profundo que un simple despiste.
Cambios en el lenguaje
Olvidar palabras comunes, perder el hilo de una conversación o tener dificultad para expresarse también puede reflejar un deterioro cognitivo. Es importante observar si estas dificultades se vuelven recurrentes.
Aislamiento o cambios de personalidad
Las personas mayores con problemas de memoria pueden volverse más apáticas, ansiosas o incluso agresivas. El miedo a equivocarse o el sentimiento de vergüenza puede hacer que se aíslen socialmente.
¿Qué hacer si detectamos estos signos?
Lo primero es acudir a un profesional médico para realizar una valoración. En nuestra residencia, trabajamos de la mano con neurólogos, psicólogos y terapeutas ocupacionales para ofrecer un diagnóstico y tratamiento temprano. Además, desarrollamos actividades específicas que estimulan la memoria y el pensamiento lógico.
Detectar a tiempo un problema de memoria puede ralentizar su avance y mejorar la calidad de vida. La observación, el acompañamiento familiar y el entorno adecuado son claves en este proceso.